martes, 16 de mayo de 2017

Un cuento contra el acoso y a favor de las diferencias

Hoy en "Tejedora e hilandera de sueños" quiero compartir un breve cuento escrito para hablar de las diferencias entre las personas y la necesidad de que no haya tanta discriminación por ser diferente.

EL PATITO AMARILLO

Había una vez un Patito, tenía las plumas amarillas, las patas y el pico naranja como los demás patitos del estanque. Sin embargo este Patito no era como los demás. Le gustaba nadar hacia atrás, hablar bajito y jugar con los cisnecitos y ranitas del estanque. Sus padres se dieron cuenta que su hijo era diferente a los demás, tenía más curiosidad y era menos miedoso que sus compañeros patitos. Le gustaba mirar las estrelas del cielo por la noche y obervar a los humanos que paseaban por el parque.
Los demás patitos no lo comprendían y se metían con él, le decían "Eres un patito como nosotros, pero te comportas como si tuvieras las plumas encarnadas" y el Patito se sentía triste y solo. 
Había días en que deseaba ser como toods los demás, nadar hacia adelante, hablar alto y dormir en lugar de mirar las estrellas en el cielo. Él no comprendía que ser un Patito poco convencional no era malo.
Un día cansado de jugar solo decidió compotarse como los demás patitos; empezó a hablar alto, dejó de mirar las estrellas del cielo y empezó a nadar hacia adelante. Pronto los demás patitos amarillos empezaron a jugar con él, se reían de sus bromas e incluso lo invitaban a sus casas porque ya era uno más de ellos. Sin embargo el Patito se seguía sintiendo solo, incluso jugando con todos los demás patitos del estanque. Tener amigos patitos era divertido, pero echaba de menos las bromas de las ranitas y los chistes de los cisnecitos.
Durante algún tiempo el patito jugó a disfrazarse, fingir ser como todos los demás era más fácil que ser él mismo. 
Un día una nueva familia de patos se trasladó al estanque. Los adultos tenían las plumas del color de sus padres y los patitos pequeños las tenían amarillas, el pico y las patas naranajas. Eran como todos los demás patos, pero a esta nueva familia le gustaba nadar hacia atrás, hablar bajito y jugar con las ranitas y los cisnecitos. Por las noches miraban a las estrellas y se reían con los cisnecitos y las ranitas. Los patos y patitos del estanque se hicieron amigos de la nueva familia, a pesar de que eran diferentes a ellos mismos y el Patito no comprendía la razón.¿Por qué con los nuevos patos eran tan amigables cuando a él lo trataron tan mal por ser diferente?
Un día el Patito estaba nadando hacia adelante y el papá pato de la nueva familia fue a hablar con él. 
El pato adulto invitó al Patito a nadar hacia atrás con su familia y a mirar las estrellas por la noche. El Patito no entendía la razón y le preguntó al papá pato porque lo invitaba a nadar con ellos. El papá pato le explicó que los cisnecitos y las ranitas le habían hablado de su amigo el Patito que nadaba hacia atrás, miraba las estrellas y contaba los chistes más divertidos de todos. El Patito se sorprendió de que sus amigos ranitas y cisnecitos hablasen de él y se preocupasen cuando ya no era el de siempre. Llevaba tiempo sin escuchar sus chistes y sus cuentos, demasiado ocupado jugando a ser un patito más como todos los demás.
Entonces el papá pato le explicó que ser diferente no era malo porque cada pato era diferente a pesar de sus plumas, su pico y sus patas. También le dijo que ser distinto por fuera no era malo porque los cisnecitos y las ranitas eran sus amigos a pesar de su exterior porque tenían el mismo corazón.
El Patito se sorprendió porque él siempre había considerado que ser un pato poco convencional no era bueno, pero entonces el papá pato la explicó que ser poco convencional también significaba ser extraordinario, único en esencia.
Así que el Patito escuchó las sabias palabras del papá pato y decidió volver a nadar hacia atrás, mirar las estrellas del cielo por las noches, hablar bajito y retomar su relación con sus viejos amigos las ranitas y los cisnecitos.
Y un día descubrió que era feliz porque tenía amigos de verdad, que no se fijaban en sus plumas amarillas, sino en el corazón que había debajo.
FIN

Este pequeño texto es para reivindicar la singularidad de cada persona que hay en el mundo y me gustaría que llegara a todas las personas que se sientan especiales por criticar a aquellos que son diferentes por raza, educación o sexualidad y también como un grito desgarrado contra todos los casos de acoso que hay en los colegios. Considero que todos los niños deberían leer esta pequeña historia para comprender la importancia de sentirse orgullosos de sí mismos, sin importar el ruido que hagan los demás. Si como yo pensáis que la singularidad no debería ser criticada os animo a compartir el blog en todas vuestras redes sociales para que el mensaje llegue a todo el mundo que quiera escucharlo.
Hasta el próximo Tejedora :)


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