Hoy me ha pasado una cosa curiosa. Tras haber comido subí a mi ordenador, a trabajar en mi largo y, de la nada, salió algo. Es una historia que no pertenece al largo, felizmente ya acabado, pero se me ocurrió una conversación casual y todavía no sé en qué derivará. Es el principio de algo, puede ser un corto, puede ser un largo o algo que ni yo misma sepa. Sin emabargo me apetecía compartirlo porque ha sido un hermoso regalo para el día de hoy.
Una conversación casual entre dos personas en un bar que podría ser el principio de una hermosa historia de amor, el principio de una retrospectiva al pasado o el final de una historia que todavía está inconclusa.
Así pues, aquí lo dejo para ver si a alguien se le ocurre de qué se trata en realidad. Son apenas los cimientos, el principio de algo, pero no sé qué.
Sentíos libres de opinar porque quizás así acabe descubriendo si es un tesoro lo que tengo en mis manos o un simple vacío con el que no podré trabajar.
1
acto
int.cafetería
EDUARDO
Estás
como siempre te imagino en la película de mi cabeza. Éterea,
imperturbable, navegando en tu mundo interior. Ajena a lo que ocurre
a tu alrededor, siendo tú misma sin preocuparte si a los demás les
gusta o no. Auténtica, pura. Siempre fuiste las dos cosas.
Lorena
Dices
cosas que no tienen sentido para mí. Yo no estoy ajena a lo que
ocurre a mi alrededor, ni navego en un extraño mundo interior.
Eduardo
Siempre
escondida. Detrás de un libro, de un ordenador. Mirando el mundo
desde lejos, observándolo, anotándolo, memorizándolo. Todo ello
sin vivirlo, abstraída en las pequeñas cosas, sin prestar atención
alrededor. Siempre has sido así, una figura solitaria, anhelando
algo que no se atreve a pedir porque ya no cree en los cuentos de
hadas o las princesas encantadas. Herida, dañada.
Lorena
deja a un lado el libro que está leyendo, observa a Eduardo.
Lorena
Bonita
manera de saludar a alguien a quien no has visto en quince
años, decirle que está dañada. Es un record en ti, solías esperar
a tener público antes de insultarme.
Eduardo
Era
un estúpido entonces, sólo
trataba de acercarme a ti.
Lorena
Siempre
lo sospeché, por supuesto, por eso los insultos, los tirones de
pelo.
Eduardo
se sienta al lado de Lorena.
Eduardo
Era
bastante estúpido y estaba enamorado.
Lorena
No
te he invitado a sentarte.
Eduardo
Antes
permitías el beneficio de la duda.
Lorena
Antes
era estúpida, no me gustaba a mí misma y por eso permitía que
personas como tú me molestasen, pero han pasado quince años y he
madurado.
Eduardo
¿Nunca
te has preguntado cómo sería tu vida si las cosas fueran diferentes
durante la infancia?
Lorena
No.
La vida me ha dado estas cartas y yo he jugado con ellas lo mejor que
he podido.
Eduardo
¿Quieres
saber lo más gracioso? Yo estaba enamorado de ti, tanto que me
avergonzaba. Estaba aterrado, temiendo romper una barrera invisible,
temiendo dar un paso en falso.
Lorena
Recuerdo
ese día. Salí del colegio y tú estabas en la puerta, te acercaste
y yo no sabía si era para tirarme del pelo o para insultarme. A esas
alturas ya me daba igual, no eras nadie para mí, como un mueble más.
Y entonces dijiste que estabas enamorado de mí, que querías ser mi
novio.
No
me lo creí entonces, no me lo creo ahora.
Eduardo
Y
sin embargo era cierto entonces y lo sigue siendo ahora. Te persigo
en sueños, pero nunca te atrapo, eres esquiva.
Lorena
No
sé qué quieres, ni me importa. Te pido educadamente que me dejes en
paz o le diré a David que te lo pida en sus términos y no tiene
mucha paciencia.
Lorena
mira hacia la barra, saluda a un camarero con la mano, él le
devuelve la sonrisa. Prepara un café en la barra y camina hacia la
mesa de Lorena.
David
Hola.
Lorena
sonríe a David.
Lorena
Hola.
Te quiero presentar a un compañero del colegio, Eduardo. Él es mi
prometido, nos casamos en tres meses.
Lorena
muestra un anillo a Eduardo.
David
Encantado
de conocerte, Eduardo.
Eduardo
El
placer es mío.
Eduardo
tiende la mano a David. David le da la suya, da un beso a Lorena en
la nariz y regresa a la barra.
Lorena
No
me interesa el pasado, lo único que me preocupa es el futuro. Te lo
repito una vez más, no quiero que te sientes en mi mesa.
Eduardo
¿Ni
siquiera para disculparme por lo que te hice?
Lorena
No
quiero tus disculpas, no me sirven de nada. Me hiciste daño, pero
eso fue en el pasado y
no me importa, ya lo he superado.
Eduardo
El
pasado es lo que nos convierte en lo que somos.
Lorena
El
pasado es un bruma, una historia remota de la que ya nadie se
acuerda.
Puedes
encandilar a tus lectores con palabras bonitas, engañarles con esas
poesías que hablan de amor y puede que alguna mujer sea lo bastante
estúpida para creérselo, pero yo te conozco.
Sé
cómo eres en realidad,a mí no me puedes engañar.
Y bien, ahí lo dejo. A ver en qué evoluciona, la verdad, reconozco que estoy intrigada.
Hasta el próximo Tejedora e Hilandera de Sueños ;)