lunes, 27 de abril de 2015

Esta semana me gustaría hablar en este blog de los reencuentros con aquellos amigos que hace tiempo que no ves. Siempre nos cuesta mucho volver a entrar en contacto con ellos, a veces los años parecen eternos y ser el primero en acercarse a ellos puede dar un poquito de miedo si eres tan tímida como yo. Sin embargo la vida suele ser curiosa en este sentido y puedes llevarte sorpresa agradables.
Eso me pasó a mí la semana pasada.
Tras casi diez años, el viernes me encontré con mi antiguo grupo de teatro de la Universidad. Para ser honesta ya me había reencontrado con un miembro, Elena, y ella me animó para acercarme a ver a los demás, quienes siguen estrenado obras todos los años.
No os mentiré; al principio busqué excusas para no ir, me daba mucho apuro aparecer después de tanto tiempo, pero finalmente acabé yendo y fue como volver a casa, así de sencillo y maravilloso. Lo cierto es que añoraba muchísimo el teatro, a mis amigos, los ensayos, los estrenos e incluso los nervios antes de entrar en escena.
No tengo palabras para expresar la emoción que sentí al verlos después de tanto tiempo, ni tampoco para explicar cómo de repente el tiempo no había pasado y volvíamos a ser los de siempre, con unos cuantas nuevas incorporaciones, pero todo seguía igual.
Verlos ensayar removió en mí muchos sentimientos, emociones que casi había olvidado, recordé con ternura nuestras obras, nuestros estrenos, los nervios, las anécdotas y las bromas del grupo.
Fue tan fácil como respirar, por ellos va esta reflexión semanal y, hacedme caso, no temáis a los reencuentros tras mucho tiempo, pueden ser increíbles.

REENCUENTRO
Llegó  a la hora indicada que decía la invitación a su antiguo instituto. Sentía el corazón en el pecho latiendo apresuradamente, los nervios la traicionaba porque llevaba mucho tiempo sin ver a sus antiguos amigos y se preguntaba qué habría sido de ellos cuando sus caminos se separaron.
Al principio había dudado si ir o no, le daba apuro reencontrarse después de que la vida les hubiera puesto a todos a prueba, de que cada uno encontrara su camino y lo siguiera. Entró en el amplio salón de actos y se encontró las caras que tanto quería ver. Con pasos indecisos se aproximó al grupo, sintiendo como si el tiempo no hubiera pasado.
 Todos estaban igual, las mismas sonrisas, las mismas miradas. Al acercarse sus ojos se cruzaron con una de sus amigas, la cara de sorpresa dibujada en su rostro demostró que no era la única sorprendida por el encuentro. La sonrisa pronto acudió a sus labios, llegó el momento e los abrazos, de los guiños, de los besos, de los chistes nuevos y viejos. Uno a uno todos su antiguos amigos la recibieron como si el tiempo o la distancia no los hubiera separado tanto.
 La vida había modificado a todos ellos, algunos habían encontrado un nuevo destino en su vida, una nueva profesión, un nuevo lugar, una nueva pareja, hijos...
Las viejas bromas sonaban a nuevas, las anécdotas eran mucho más divertidas que cuando las habían vivido y el sentimiento de pertenencia la conmovió. Fue como si nunca se hubieran separado, como si se hubieran visto por última vez el día anterior.
Entonces comprendió que los amigos verdaderos duran eternamente, aunque no se cruzaran sus caminos a menudo y cada uno hubiera seguido su destino. Se sorprendió con las nuevas incorporaciones al grupo, amigos nuevos, parejas... Incluso con ellos, completos desconocidos unos minutos antes, todo parecía sencillo.
Y, por un instante, añoró todos esos años que no se habían visto, todas esas nuevas amistades que se habían unido al grupo, todos esos instantes que ella se había perdido, esas bromas de las que no formaba parte, pero también entendió que, a pesar de ello, no era una extraña.
Y se sintió agradecida porque la vida había colocado en su camino un grupo de personas maravillosas con las que sentirse como en casa. Después de tanto tiempo sintiéndose extraña en su propia piel pareció volver a encontrase con una parte suya que creía desaparecida, perdida en algún rincón de su memoria y sin esperanza de volver a ver la luz.
Empezaron a crear nuevas bromas, nuevos chistes y sonrió al comprender que, a pesar de todo, siempre habría un lugar para ella en ese maravilloso grupo.

FIN
Gracias por recibirme tan bien, amigos mío y por ser tan maravillosos como recordaba



No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Noche

El cielo se oscureció, el alma que vagaba por la casa permaneció en silencio viendo como el sol se apagaba. Mucho tiempo atrás los habitant...