lunes, 15 de diciembre de 2014

Estos días sigo publicando mi primera novela "Ángela", es una historia de amor y de lo que más orgullosa me siento, como casi siempre, es de los personajes. Aunque reconozco que en esta tuve un par de buenos momentos y se me ocurrieron varias frases que, a mí personalmente, me encantan.
Ángela
Durmió hasta la una del día siguiente. Cuando se incorporó de la cama se avergonzó de haber dormido tanto tiempo. Bajó al comedor apresurada, descalza y encontró a su abuela en la cocina.
La rodeó y le dio un fuerte beso en la mejilla, como tantos años atrás.
- Buenos días abuelita, veo que estás preparando mi tarta favorita.
- No por ti, sino por la pequeña, la voy a empezar a malcriar desde ahora mismo.- Acarició el abdomen de su nieta y sintió un ser que se movía despacio en su interior.- Veo que la pequeña tiene hambre, ¿no la oyes dando vueltas en tu interior?
- La verdad es que sí.- Niam sonrió a Segunda.- Creo que también protesta porque ayer la tuve despierta hasta muy tarde y hoy la deje demasiado tiempo durmiendo.
-  ¡Meu rei!˜- Llamó Segunda a  su marido.
El abuelo apareció por la puerta y vio a sus dos mujeres favoritas en la cocina.
Su mujer y su nieta.
Niam había sido la debilidad de Manuel desde el momento en que llegó al mundo, por eso se había pasado meses consultando una enciclopedia de nombres celtas para darle un nombre con leyenda a su nieta. Y Niam, diosa de la juventud le pareció el más adecuado.
- Buenos días, pequeña Niam.- El abuelo se acercó a su nieta y le dio un saco de terciopelo de tamaño pequeño.
Dentro encontró una cadena de plata y colgando de ella un antiguo signo celta de protección, el abuelo Manuel lo había heredado de su abuelo y sabía que llevaba siglos en la familia.
Era una imagen de un halcón.
- ¿Qué es abuelo?
- Es una antigua reliquia celta que lleva en nuestra familia muchos siglos,  Seabhac, el halcón, el protector de nuestra familia, Niam.
Según una antigua leyenda celta... bueno, realmente es una poesía y se dice que Seabhac es una lágrima del sol. Lo antiguos celtas decían que era el animal más antiguo y que él era el mensajero de los dioses junto con Drui-En, el Reyezuelo.
- ¿Tenemos protector?
- Así es.- Manuel pareció revivir, sabía que era el momento de contarle a Niam el origen de su familia. Una de las más antiguas de la comarca.- Mi tataratatarabuela era descendiente de una antigua tribu celta, decían que pertenecía a una familia de druidas y algunos incluso decían que provenía de la familia de Finn McCool
 Este el signo que nos otorga valor y fortaleza.
Debes guardarlo, creo que todavía tiene una buena parte de sus poderes mágicos y por eso te lo doy a ti, tú se lo debes dar a tu primer nieto, él a su primer nieto y así sucesivamente.
Es importante mantener la tradición, pequeña Niam.
- Significa mucho para mí, abuelo.- Niam sonrió al anciano y se vio rodeada por sus fuertes brazos y sintió el peso del Seabhac sobre su pecho.
- Nunca te lo quites, te protegerá del mal, es un regalo muy especial.
Lo sé porque lo he llevado conmigo hasta que he visto que tú lo necesitabas más que yo.
- Estoy segura de que sí.- Segunda acarició el rostro de su marido y le dio un beso en los labios.
Niam se dedicó a mirarlos y sonrió.
Acarició suavemente el Seabhac y creyó que de verdad tenía poderes mágicos, porque se sentía mejor.
- Lo que hemos pensado también tu abuelo y yo es que te quedes en nuestro pazo para siempre, sus herederos son tu padre y tu tío, pero ellos no tienen el más mínimo interés en este edificio tan antiguo.
Tu padre ya tiene su propia casa aquí y tu tío también.
Habían acordado venderla así que nosotros fallezcamos, pero... lo hemos pensado bien... – Segunda sonrió a su nieta.- Tú serás la heredera legítima del pazo Ponce, Niam.
- No... no puedo aceptarlo... es vuestro y vosotros todavía viviréis muchos años más.
- No es un obsequio, Niam.- Manuel sonrió a la nieta.- Es una obligación. Al entregarte el Seabhac te cedo el pazo.
Pensaba dejar el Seabhac enterrado en algún lugar de este pazo, ya que sigue siendo su protector. Pero si doy el Seabhac con él doy también la responsabilidad de cuidar esta pequeña joya que hemos heredado desde tiempos inmemoriales.
Creo que por primera vez me doy cuenta porque me siento más unido a ti que al resto de nuestra familia.
Por ti mana la sangre celta y esta gritando porque te quedes. ¿No lo sientes tú también?
- Niam sonrió a su abuelo.
            Al principio había creído que lo que sentía por sus venas era estrés, nervios por dejarlo todo abandonado y echar a correr hasta un sitio desconocido. Ahora ya lo sabía, eran el pazo y el Seabhac quienes la habían llevado hasta allí, su destino.
- Creo que sí... y ella también está gritando para que me quede.- Acarició su abdomen y sintió como su hija daba un bote de alegría al conocer la decisión de su madre. Las dos debían vivir juntas y cuidar el Seabhac.
Abuelo, abuela... acepto la responsabilidad de mantener vivo este lugar, forma parte de nosotros.
- Los dos miraron a Niam y al punto comenzaron a llorar, se dieron un fuerte abrazo y cogieron a su nieta y la situaron en medio de ambos.
 Habían esperado mucho tiempo para darle el Seabhac, lo habían sabido cuando en las Navidades anteriores había ido sola a pasar esas  fechas con ellos.
Supieron que su marido la hacía infeliz, pero no querían atarla por el momento. Necesitaban que regresara, que fuera consciente del encargo tan importante que le habían encomendado. Por fin el Seabhac regreso a las manos de su nuevo guardián.
Y aunque ella no lo sabía, la magia corría por el Seabhac .
 Y él, que en su interior mantenía el alma de un halcón, prometió cuidar de ella y darle lo que ansiaba, esa había sido su misión durante muchos años, desde que el Mago Merlín lo regaló a una familia que le había ayudado muchos siglos atrás.
- Me quedaré en este que es mi lugar, aquí donde están mis raíces y mi origen, he regresado a la tierra que me dio la vida.
Ahora me siento llena de felicidad y energía.
He tardado veinte años en descubrir que la felicidad no consiste en tener dinero, que lo tengo, sino en poder estar rodeada de personas a las que quieres y que te quieren.
Y que sabes que nunca te fallarán, como tú tampoco a ellas.
Gracias por ofrecerme la posibilidad de redimirme.
- ¡Ay, filliña!- Segunda se abrazó fuertemente a su nieta y la acunó en sus brazos.- Ahora sí que seremos verdaderamente felices.
- Tú llenarás esta casa tan vacía y nos traerás alegría a nuestras vidas.
- Mañana iré a buscar trabajo y os ayudaré en todo cuanto pueda.
Voy a hacer lo imposible por vuestra felicidad, yo os ayudaré y cuidaré de vosotros.
Por una vez en todo este tiempo me da la sensación de que hice lo correcto dejando atrás mi pasado.
Sé que mi futuro está aquí, que volveré a recordar quién soy y porque soy la que soy.

Hasta el próximo "Hablemos" :)

˜ Meu rei significa en español mi rey.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Cuando llegó al Pazo subió las escaleras y se encontró a sus abuelos en el salón, uno a la vera del otro. Ellos sonrieron a su nieta, se separaron e hicieron un hueco en medio, como solían hacer cuando tenía diez años.
- Tengo que explicaros por qué estoy aquí, aunque supongo que ya lo sabéis.
Mi marido Ernesto me engañó durante cuatro años de infeliz matrimonio y decidí regresar… Abuelos... he huido de Ernesto.
No iba a hacerlo, estaba dispuesta a seguir sufriendo en silencio mis desencuentros con él, pero... ocurrió lago que hizo que cambiase de opinión. - Se quitó el abrigo que había llevado puesto desde el aeropuerto. – Ella es el motivo de que volviera a casa.- Se señalo el abdomen.- Estoy embarazada de dos meses y la pequeña Ángela me ha ayudado  a alejarme de Ernesto... ella me dio el empujón que necesitaba para olvidar  una vida de desengaños y dolor.
Me prometí al saber que estaba embarazada que mi hija sería feliz, que ella crecería en un ambiente de amor, de paz.
            Por eso he regresado a casa.
Nadie sabe todavía lo del bebé, ni siquiera mi madre porque ella me hubiera obligado a quedarme y yo quería traerla aquí. Que ella, como yo, descubriera la belleza de estos parajes.
Ahora me siento ridícula, ¿sabéis?
Porque no he sabido decir que mi matrimonio había acabado.
Me daba la sensación de que... había fallado... no había encontrado ese amor ideal. Estaba dispuesta a todo para conseguirlo, pero no a su costa.- Acarició su abdomen.- Ángela tendrá lo que tuve yo, una familia que la adora, un hogar donde el amor es la tónica imperante, os tendrá a vosotros y me tendrá a mí. – Concluyó entre lágrimas.
- No llores.- Segunda colocó la cabeza de Niam sobre sus piernas y una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios.- No fallaste tú.
            Falló él.
- Yo también porque quise estar ciega a sus infidelidades...
- Confiaste, eso nunca es malo.- El abuelo Manuel acarició la larga melena trigueña de su nieta.
Niam se quedó mirando a sus abuelos, lloró con entre sus brazos durante horas, sintiendo que ellos la despojaban del profundo dolor que sentía.
- Querida Niam, no sé si te has dado cuenta de que vamos a tener una biznieta.- Segunda miró a Niam y le dedicó una sonrisa llena de complicidad.- A esta criaturita la vamos a tratar muy bien, la vamos a alimentar mucho, la llenaremos de caricias y mimos.
- Será muy feliz con sus bisabuelos, además pasará la infancia en un antiguo palacio gallego.  - Manuel abrazó a su nieta y la miró con cara de regañar.- Oiga usted, muchachita, debería de estar en la cama descansando.
- Es cierto, buenas noches.- Niam besó a sus abuelos y se fue a acostar.
Al fin pudo pensar fríamente sobre lo que había hecho.
 Lo había abandonado todo y eso le empezó a dar miedo, hasta ese mismo día a las siete de la tarde había sido Niam Ponce, la famosa escritora, ahora sería María Ponce.
Su identidad secreta de novelista estaría oculta de la prensa y de la gente que le podía desear mal, al menos desaparecería hasta que se firmara el divorcio.
Se dirigió a su bolso y sacó la cartera.
Observó sus siete tarjetas de crédito y vio el ejemplar de su última novela “El amor eterno”.
Tomó el ejemplar y lo abrazó fuertemente.
Comenzó a sentir lágrimas resbalando por su mejilla y fue a la primera página, a esa dedicatoria tan especial para un amor desconocido, pero que ella conocía muy bien, su verdadero amor.
Aunque ahora ya era tarde para ellos  “A un amor eterno, a ti que me amas sin conocerme”, se preguntó si sabría él que la novela la había escrito en su honor, pensó si recordaría aún todo lo que habían sido uno para el otro, aún a pesar de que ella lo dejó por Ernesto.
Estuvo a punto de llamarlo por teléfono y decirle que volviera, sabía que lo haría sin rechistar, pero pensó en la otra y de pronto se sintió culpable.
“No te meteré esta vez en mis problemas, amor mío. Seguiré yo sola aunque la vida misma se me vaya en el intento de olvidarte.
Sé que eres mi alma gemela, la lástima es que lo descubra tan tarde”.
Se rió de su situación.
Durante mucho tiempo se había consolado en él.
Sus dolores los había olvidado gracias a su presencia, gracias al contacto que todavía mantenía con él, sobre él había depositado todo el amor que al principio, equivocadamente, le cedió a su marido.
Se sintió culpable sabía que todo el amor que dio a Ernesto no le pertenecía, sino al otro.
A las dos de la mañana todavía no se había dormido.
 Daba vueltas incómoda sobre la cama, aburrida se decidió a empezar una nueva novela, esta vez la historia sería de desamor, de acuerdo con la situación que ella vivía.
A pesar de saber que el otro todavía la amaba.
 “Me pregunto si alguna vez llegaré a olvidarte, si algún día me despertaré y diré que ya no te quiero.
 O si seguiré toda mi vida añorándote, si pasaré más noches sin dormir al recordar tus manos, firmes, suaves y llenas de dulzura sobre mi cuerpo.
Si algún día dejaré de estremecerme al recordar tu sabor, oh, dulce amor. Te quiero tanto que creo que me moriré de desamor si tú no  vuelves a mí”
Así empezó su novela.
 La protagonista había perdido al amor de su vida y lloraba angustiada porque creía que nunca regresaría a ella, la había dejado por otra más joven, más  tonta, pero más fácil que ella.
“Supongo que Ernesto pensará que me refiero a él. Probrecito mío, si sabe que sólo le amé el primer mes de matrimonio...
 Y luego lo olvidé, porque me reencontré con mi dulce pasión, con la única persona que se merecía mi amor más que otra cosa en el mundo.
Tal vez, cuando ya tengamos la sentencia del divorcio le diré que de él sólo quería un hijo. Que le engañé durante cuatro años haciéndole creer que él constituía mi vida. Le mentí. Aunque creo que ni siquiera era consciente yo de ello hasta ahora, que he vuelto a mi casa y me he dado cuenta de que no es a Ernesto a quién echo en falta”.

Siguió escribiendo hasta las cinco de la mañana, cuando cayó en su mullida cama, lo recordó por última vez antes de cerrar los ojos y encontrarse con su amor en un sueño hermoso de su juventud, cuando se conocieron.

La Noche

El cielo se oscureció, el alma que vagaba por la casa permaneció en silencio viendo como el sol se apagaba. Mucho tiempo atrás los habitant...